El otro acantilado
domingo, 18 de diciembre de 2011
nada
...
y me queda la contemplación del ayer en la belleza natural de hoy:
un rebaño de ovejas, una tormenta que llega sin aviso, el manto blanco de la nieve, las llamas de dos fuegos cómplices que arden sin descanso...
Y me queda todo el amor del mundo...
para vaciarlo al mar a través de mis ojos.
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