luz reveladora de secretos estelares,
millones de ojos apuntan al cielo
buscándote...
Y te vas ocultando poco a poco
danzando entre nubes traicioneras
que cierran puertas a tu paso lento
al filo ya de la madrugada.
Noche cálida de abrazos entre sombras, timidez dormida,
luna enamorada del mar que la Tierra oculta ahora a tu mirada;
y se adueña de tu luz en ese tiempo que el sueño nos abandona
y una dulce emoción nos embarga...
Contemplación...
Lluvia de luz en el alma...
(Fotos: Brokemac)
Y lo mejor de todo: siempre vuelve.
ResponderEliminarSiempre...
ResponderEliminar¡Que bonito Mari!...con lo lúnático que soy yo -y en los peores sentidos de la palabra- :-)
ResponderEliminarMuy fan de la noche y de la luna que se ve desde este otro acantilado...
¡Gracias, Fer! Coincidimos entonces, jejeje, en lo de lunáticos en el mejor y peor sentido, y en lo de fans de la noche... Un besazo, ángel incombustible ;)
ResponderEliminarCuánta es la fascinación que no crea un trozo de roca en el espacio como es la Luna, elegante, noctámbula, pálida y silenciosa. Siempre atenta, siempre ahí incluso cuando está escondida. Preciosas fotos.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Muchas gracias, Moisés! Sigo seducida por su luz y por sus sombras. Otro abrazo desde el acantilado.
ResponderEliminarHoy la misma luna, pero otra noche quizá tan mágica o más que en la anterior luna...
ResponderEliminarMirar al cielo y ver, soñar, vivir el deleite...
Un abrazo...
... siempre está ahí; bellísima luz que abraza y enamora.
ResponderEliminarEstaba ya antes y seguirá estando después de habernos ido,
iluminando noches eternas,
como aquella en la montaña, ¿te acuerdas?
Un abrazo también para ti, querida Mar del Norte.